Musk vs Trump: así afecta al futuro espacial-T3xE3 6o4952

Bienvenidos a Planeta Oculto, el podcast que te llevará a explorar los misterios más profundos de nuestro mundo y del Universo.

Durante décadas, la exploración espacial ha estado marcada por científicos, ingenieros, astronautas y agencias gubernamentales. Pero en el siglo XXI, las órbitas también se disputan desde despachos políticos y cuentas de Twitter. Hoy el espacio no es solo el escenario de nuestra curiosidad cósmica, sino que también es un tablero de poder mucho más estratégico en un futuro cercano.

Y precisamente en ese tablero, dos nombres destacan por razones muy distintas pero también muy enlazados, Elon Musk y Donald Trump. Uno es el magnate tecnológico más influyente del mundo, creador de SpaceX, Tesla, Neuralink y dueño de una capacidad única para moldear mercados enteros, con un simple tuit.

El otro es un expresidente y actual presidente de Estados Unidos, que no solo redefinió la política norteamericana, sino que también ha dejado una huella en la política espacial con la creación de la Fuerza Espacial de Estados Unidos y el relanzamiento del programa lunar con unos tintes bastante patrióticos. Ambos comparten algo, una ambición casi ilimitada y una relación tensa con las instituciones tradicionales. Pero ahora, en este 2025, con una industria espacial en plena ebullición, nos enfrentamos a una pregunta que va más allá de los titulares.

¿Qué implica un enfrentamiento abierto, directo o ideológico entre Elon Musk y Donald Trump? ¿Cómo afecta esto al rumbo de la exploración espacial? ¿Qué consecuencias podría tener para la cooperación internacional, las misiones tripuladas a Marte o el dominio económico de la órbita baja terrestre? Y es que justo cuando parecía que el equilibrio se mantenía, ayer una nueva polémica lo volvió a poner todo en duda. Elon Musk anunció inicialmente la descontinuación de la cápsula Crew Dragon de SpaceX, una nave vital para la NASA en el transporte de astronautas y carga a la Estación Espacial Internacional.

Esta decisión se produjo en medio de un conflicto en redes sociales con el presidente Trump, lo que puede haber afectado significativamente a esas misiones de la NASA. Sin embargo, este pasado jueves, Musk revirtió su decisión y confirmó que SpaceX continuará operando la Dragon. A pesar de esta reversión, SpaceX ya ha comenzado a reducir su enfoque en el programa, como lo indica la reasignación de empleados y la finalización de la quinta y última unidad de la Crew Dragon. La NASA ha enfatizado su colaboración continua con la industria privada para avanzar en los objetivos espaciales de la istración, y un nuevo lanzamiento tripulado utilizando la Dragon está programado para el mes de julio.

Este contratiempo técnico, que en otro contexto habría sido un simple retraso logístico, ha llegado en un momento muy delicado, porque ha llegado justo cuando la dependencia de Estados Unidos hacia SpaceX es más alta que nunca, y la tensión política en torno a Musk vuelve a crecer. Así que en este episodio de Planeta Oculto no os voy a hablar de política, pero sí que vamos a hacer un análisis. Vamos a observar cómo la geoestrategia, la economía y la narrativa pública están reconfigurando el espacio como nunca antes lo habíamos visto.

Porque ya no solo hablamos de cohetes, hablamos de poder, de intereses corporativos, de control de satélites, de alianzas fracturadas entre potencias. Hablamos de SpaceX como proveedor casi único de lanzamientos orbitales en Estados Unidos, y de cómo esa posición puede convertirse en vulnerabilidad si se cruza con decisiones políticas impredecibles. Y es que Elon Musk ha sido hasta ahora el gran acelerador del nuevo paradigma espacial. SpaceX ha roto monopolios, ha abaratado lanzamientos y ha puesto a la NASA en órbita con cápsulas privadas. Pero también ha desafiado al Pentágono, ha amenazado con retirar servicios satelitales clave como Starlink en escenarios de guerra y ha coqueteado con narrativas políticas cada vez más polarizadas.

Por su parte, Donald Trump no ha ocultado su visión del espacio como un escenario militar y simbólico, más que científico. De hecho, durante su presidencia, impulsó la fuerza espacial, reactivó el programa Artemis con una retórica de volver a la Luna para que no lo hagan otros primero y ha sembrado fricciones con agencias como la NASA, cuando no encajaban con su narrativa nacionalista. Así que, ¿qué pasa cuando el poder espacial queda en manos de actores tan impredecibles como son estos? En este episodio vamos a trazar las líneas de impacto. Vamos a analizar las imágenes.