14.PARÍS, impresiones tras vivir allí. 2s4o1n

Y de París marché desamoré.

Hola, muy buenas.

Bienvenidos a otro capítulo de Triptox.

Hoy te vengo a hablar de la maravillosa, la incomparable ciudad de París.

Viví allí los primeros meses de 2014 y recuerdo la primera vez que llegué.

Aterricé en el aeropuerto de Bove.

Tomé el bus lanzadera que te lleva a Pogmayó, una de las principales entradas de París.

Y durante el trayecto mis ojos solo miraban por la ventana, intentando encontrar ese lugar, el lugar que todos quieren ver.

Como si buscara una especie de faro en medio del oscuro océano.

Mis ojos intentaban identificar dónde estaba aquella torre de hierro que tantas veces había visto fotografiada y en imágenes también.

Ilusionado como quien va al parque de atracciones por primera vez.

Tal vez era aquel joven de 22 años cuya experiencia viajera era aún escasa y buscaba maravillarse por aquello que millones de personas marcaban como un punto clave en el mundo.

Sí, recuerdo aquel pedacito, aquella puntita que vi a lo lejos y que se sobreponía a todos los edificios.

Sí, ahí estaba la Torre Eiffel.

La acababa de ver.

La había visto.

El monumento más visitado del mundo estaba tan solo unos escasos kilómetros de mí y yo ya había sido testigo de su presencia, aunque solo fuera su parte más superior.

Pero era la Torre Eiffel, de verdad, el primer recuerdo que tenía la ciudad.

¿Cuándo fue la primera vez que soñé con París? Siempre digo que, lo he dicho en varios podcast, que el cine tiene un gran impacto en nuestras vidas, sobre todo en nuestro subconsciente. Yo, pues como muchos de la generación millenial, al acabar de Nezko, crecí con Disney, con sus películas y los tejados típicos parisinos, los adoquines de las calles.

Yo eso ya tenía sensación que lo había visto en algún otro momento.

En mi mente, sin yo quererlo, había un lugar que yo tenía ganas de pisar, de ver si eso era real o era simplemente el escenario de esa película que me gustaba tanto de pequeño.

Los aristócratos.

Puede resultar un poco cómico, lo sé, pero hay muchos lugares que han sido ver y son porque han sido escenarios de películas o dibujos animados que yo veía frecuentemente de pequeño.

El desierto sonora, pues no sé, por el coyote y el correcaminos.

Mikmik el Far West por Lucky Luke o esas callecitas sin aceras.

Vale como las de Doraemon cuando pasean Novita y Doraemon.

No sé, me pasa mucho, no sé si a ti espero.

Espero no ser el único porque es una sensación muy bonita de verdad.

De hecho, cuando visité por primera vez Castilla la Mancha, recuerdo la primera vez que fui a Albacete y subes.

Bueno, veniendo desde Valencia por el puerto que hay de la fonda de la figuera y ya después hay como una llanura tremenda.

Pues lo primero que me vino a la mente fue la serie de dibujos animados de Don Quijote y Sancho Panza, que veía de pequeñito, es que me acuerdo muchísimo.

Y es ahí, no? Pues cuando tiene un susurro de hoja, mira, estoy, estoy aquí, sí.

Y hablando de pantallas, no? Pasando a la gran pantalla, ya hay una película que me marcó también para venir aquí a Meli.

Amelie Poulin, eh? Película que te recomiendo.

Vamos, la tienes que ver antes de visitar esta ciudad, París, esa banda sonora de Yantir, aunque yo ahora mismo tengo aquí reproduciéndose y esa fantasía mía de un día levantarme por la mañana y formar parte de esa ciudad soñaba muchísimo con con Montmartre, no? Esa fantasía me me me vamos.

De verdad os digo que me me comía esa fantasía mía de levantarme un día por la mañana a formar parte de esa ciudad, de esas calles, de su lluvia, de sus tejados, de la bohemia Montmartre, donde no sé, pensaba siempre.

Pongo mucho el énfasis en saber dónde pisamos, no? Y yo imaginaba pues quién había pisado y vivido por allí.

Pues todos aquellos artistas, Picasso, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Monet, Renoir, Degas, todos habían sido testigos de los amaneceres, de los atardeceres, de.