Carlomagno: ¿el padre de Europa? 1l6r6b

Damas y caballeros, bienvenidos a una nueva entrega de Pedazos de Historia con nuestro querido Alberto Garín. ¿Qué tal? Pues aquí me tienes, Jano, dispuesto a abordar a uno de los personajes históricos más conocidos, que es Carlomagno, y peor comprendido.

Bueno, entonces yo creo que sabemos que Carlomagno no suena ahora a su historia. Yo, por ejemplo, no sería capaz de explicártela bien.

Pero sí que sabes que es el padre de Europa, que hay naciones que le reclaman, como el hombre que sentó las bases de Alemania, de Francia y demás. Pues es cierto, pero poco.

Vale, pues nada, vamos a despedazar esa historia de Carlomagno. Más bien es conjuntado con Chaquetilla, con Espumilla, conjuntada, muy bien. Que menos, Carlomagno se lo merece.

En este canal donde todos tenemos estilos menos el director, era necesario enfatizar esa diferencia.

Y en efecto, vamos a hablar de Carlomagno, y claro, hablar de Carlomagno, de este monarca franco de finales del siglo VIII y comienzos del siglo IX, exige hablar de los orígenes de esos francos. ¿Quiénes eran los francos? Los francos eran un pueblo germano. Era un pueblo germano que se encontraba asentado más allá del Rhin, en la orilla oriental del río Rhin, en esencia, donde hoy encontramos los Países Bajos, lo que solemos llamar de forma incorrecta Holanda.

Un grupo pequeño que se encuentra situado, por tanto, en las fronteras del Imperio Romano, que no llegaron a ser romanizados, sencillamente porque recordemos que cuando en los tiempos de Augusto quisieron cruzar el Rhin y ocupar Germania, la cosa les fue mal, y a partir de ahí los romanos utilizaron ese río Rhin como límite en el continente europeo.

Ahí están esos francos en esa desembocadura del Rhin en los Países Bajos y lo que va a suceder es que entran en la historia del Imperio Romano durante el siglo III, cuando aprovechando las crisis provocadas por las guerras civiles entre los diferentes candidatos imperiales, hay algunos de estos pueblos germanos que aprovechan para cruzar el río y asaltar el Imperio Romano de Occidente, y entre ellos estos francos.

Por cierto, Jano, entre estos francos, el grupo en concreto de francos que van a asaltar en el siglo III Imperio Romano son los salios, un término que quizás te suene por la famosa ley sálica que impide a las mujeres gobernar o transmitir el gobierno. Pues es de estos caballeros, estos salios, porque son estos salios los que entre sus costumbres tenían esta de evitar que la herencia, la legitimidad al trono pueda pasar por las manos de una mujer.

Hay que ponerse en contexto pequeñas tribus de sociedades seminómadas que en este siglo III tienen que asegurar la capacidad del grupo a base de hombres fuertes, no era plan de que la herencia pudiera pasar a través de las mujeres. Que esa tradición de los francos salios allá en el siglo XIV durante la guerra de los cien años fuera reconvertida en la ley sálica que impide, en principio, en el mundo francés y después por extensión en el mundo borbón, que las reinas puedan, que las mujeres puedan ser reinas, pues no deja de ser un tanto contradictorio para el siglo XIV y centurias posteriores que no para estos tiempos de los salios del siglo III.

Bien, estos salios del siglo III, que ya digo, invaden las Galias. Es muy simpático porque hay toda una historiografía que incluso quiso ver invasiones de estos germanos, sobre todo francos, hasta en la península ibérica porque hay algunas acumulaciones de tesorillos. Tesorillos es cuando un arqueólogo haciendo excavación encuentra oculto un grupo de piezas de valor, por lo general monedas.

Esto suele ocurrir cuando hay una amenaza, una amenaza externa, que hace que los propietarios del lugar pues esconden sus riquezas. A lo mejor el propietario no pudo regresar o esa amenaza se cargó al propietario y el pobre tesorillo se quedó escondido para siempre hasta que el arqueólogo lo encuentra. Es muy interesante porque, insisto, sí hay descubrimientos de tesorillos durante este siglo III en la península ibérica, pero en fechas ajenas a la invasión de los pueblos germanos, entre ellos estos francos salios.

Así que no, no hay un vínculo entre las invasiones de los salios y las presencias de los tesorillos que probablemente hay que atribuir a la inestabilidad política de ese siglo III, pero con, a lo mejor, movimientos de bandidos, de bandoleros locales dentro de la península ibérica. Pero volvamos con estos francos que queríamos hablar de Carlos Magno. Bien, tras ese primer asalto van a volver a ser asentados al otro lado del río.