
Cicuta a las Tantas LX. La IA que se coló en Roma (Valerio Máximo) 3w2g2p
Descripción de Cicuta a las Tantas LX. La IA que se coló en Roma (Valerio Máximo) 116h1
Ha vuelto uno de los formatos que nos apasionan: la ruleta de la Fortuna de los clásicos. En ella, que no usábamos desde el episodio 48, conocemos a un autor generalmente nuevo del todo para nosotros. Y eso es precisamente lo que está a punto de ocurrir. Ni el viejo Martin ni yo teníamos ni la más remota idea de Valerio Máximo, cuyo libro es una colección de consejos, anécdotas y ejemplos sobre diversos temas. Así que nada nos impide pensar...que se trata de un viajero del futuro que, viajando a la Antigua Roma, ha introducido entre sus bibliotecas un manuscrito hecho por IA para hacerse pasar por un autor real. Con ustedes, Valerio Máximo. El consejero que no pedías ni el que te mereces. Pero el que la Fortuna nos ha traído... 1m3r2a
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Imaginemos, por un segundo, un grupo de personas jóvenes, adolescentes quizás, cuyo mayor sueño como el de todo buen adolescente que se precie es ser súper famosos, ídolos del metal en este caso. Han crecido viendo vídeos y repitiendo estribillos de Iron Maiden, de Metallica, añadan el grupo que más les guste.
Ellos creen que con tener la actitud, la estética y unas letras bien satánicas pueden comerse el mundo. La realidad se acabará imponiendo y efectivamente, como ya preveían todos ustedes que nos oyen, que compartieron sueños similares de juventud y ahora no son estrellas del rock internacionales, acabaron pronto su carrera.
Pero al haber tenido la suerte de nacer en un rico barrio de Madrid, el videoclip y el single quedaron publicados en ciertos medios. Se promocionó el disco en alguna que otra revista.
Un crítico amigo de los padres escribió frases del tipo, los futuros magos de Oz, llega pisando fuerte una nueva banda de metal. Vayamos ahora a otro contexto, da igual donde, pero otro lejos de Madrid. La Coruña, Zaragoza, Granada acaso, cualquier otra ciudad. Mismas ambiciones, diferentes referentes. Eso sí, a estos otros chicos soñadores les apasionan David Bowie, Pink Floyd y alguna otra banda que ustedes de nuevo sabrán rellenar en su interior.
Las estéticas no distan mucho del grupo de nuestro primer ejemplo. Las expectativas, tampoco demasiado. Con algo de sacrificio económico consiguen lanzar su primer disco ilusionados.
Las letras son algo que ni los mismos componentes se atreven a definir. Una combinación de los delirios poéticos de su líder, melómano y devorador de la generación del 27 a partes iguales. Un día su madre le había traído un ejemplar de verso que se encontró en el expurgo de una biblioteca y comenzó a remar en un remolino de ondas de la palabra, en un éxtasis lingüístico que los llevó tan lejos que nadie comprende bien lo que escribe. Hasta poco la gente que accede al concierto se agolpa ante el escenario y grita todos sus nombres.
Si están queridos oyentes, esperando a que yo me lance desaforadamente a una conclusión bien hilada y conecte al fin los destinos de la primera banda con los de ésta que les acabo de presentar, la verdad que temo decepcionarles. Hoy se equivocan, yo no tengo la clave de los gustos de la gente. El primer grupo ofrecía un mensaje sencillo capaz de ser entendido por cualquiera que desdomine el idioma en el que cantaban.
Con el segundo uno tiene la sensación de estar asistiendo a un festival de versos que han caído al azar. Los primeros olvidados mientras el recuerdo de los segundos aún invade la nostalgia de miles de personas. Una hilera de hormigas que desfilan ante un micrófono y se sienten elevados al regio pedestal que les hace profetas por segundos.
Un espectáculo donde el aplauso se hace más sonoro mientras más ruda y pedestre sea su razón de ser.
Presenciar la singular con miseración humana al delirio, al efluvio de cien gárgolas que derraman bocanadas del aguacero que antes se ha vertido entre los pináculos de una catedral que no se ve desde el suelo. Y mientras un sordo grito clama por poner un poco de cordura entre los asistentes, el ronco grito de cuatro o cinco chavales vestidos de emo que solo quisieron comunicar sus ganas de vivir.
Bienvenidos al ronco claudicar de la fortuna. Hoy, no se pare lo que no se pare, degustaremos sus primeros platos y sus postres y pareceremos con un poco de suerte los críticos pagados de los padres del autor al que ella sonría. Cicuta a las tantas, donde lo que entiendes se abraza con lo que ignoras. Buenas noches. ¿Qué te pareció esto? Bueno, Marco Cornelio Frontón de CIRTA. ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Martín Wilson.
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