Conversaciones con mi voz interior 6p5c3q

Queridos oyentes de Radio Global Coach and PNL, les doy la bienvenida a un nuevo programa de Coge el Timón, un espacio para reflexionar sobre temas de desarrollo personal y profesional.

Soy Patricia Murphy Doyle, los saludo desde Madrid y les invito a iniciar el viaje.

¿Se han puesto a pensar cuántas veces al día hablamos con nosotros mismos? Esa voz en la mente, en nuestra mente, ¿qué puede ser la mejor aliada o la peor aliada? ¿A qué me refiero? Las conversaciones continuas que tenemos con nosotros mismos sobre determinados aspectos de nuestra vida y de cosas que hacemos o que no hacemos, ¿no? Y que son sólo pensamientos, pero esos pensamientos les ponemos palabras. Y muchas veces también es el tono con el que nos hablamos. Por ejemplo, decimos, ay, no, no puedo hacer esto, no, no puedo hacer esto, no, no, seguro que no. Y le pongo hasta énfasis.

Entonces no es solamente el pensamiento que me apareció de que no lo puedo hacer por miedo, por un montón de falsas creencias, ¿no? Por un montón de situaciones que me aparecen a mí en mi cabecita, pero lo pienso, lo digo y a veces lo afirmo, ¿no? Y hasta con un tono de seguridad. Entonces, por ejemplo, vamos a suponer algo muy común, ¿no? Que decimos no puedo, el no puedo es como que siempre se nos aparece ante situaciones difíciles o más que situaciones difíciles yo diría retos. O el típico otra vez te equivocaste, pero cómo puedo ser que me haya equivocado, pero soy tonta y bueno. Y todas esas cualidades que nos agregamos que no son nada buenas, ¿no? Y que lo hacemos, como decimos, con un tono emocional crítico, exigente y a continuación supóngase me digo, ay, soy un desastre, no hago nada bien.

Cuidado con eso, porque ¿cuántas veces lo repetimos? Muchas. Y situaciones que tenemos en nuestra vida diaria, ¿no? Pero que este, estas palabras, estos pensamientos y hasta el tono emocional, ¿no? Que lo hacemos quizás enojados o con ímpetu, como diciendo, afirmando algo, condiciona ¿qué? Nuestras respuestas. Por ejemplo, me equivoqué y si yo digo, bueno, me equivoqué, fue un error, aprenderé de ese error, no es un fracaso, no soy perfecta, estoy aprendiendo o puedo mejorar, ¿qué diferente si yo me estoy diciendo no hago nada bien, siempre me equivoco y eso que genera? Inseguridad, vergüenza, muchas veces culpa, ¿no? Y quizás decir, ay, no, pero es que no sirvo para nada.

Ojo, cuidado con eso, que nos equivocamos en algo o que hayamos hecho alguna cosa no correctamente y más de una vez inintencionalmente, ¿no? Pero cae la culpa, esa mochila tan pesada que lleva esa piedra de la culpa y que nos, tac, tac, tac, nos golpea, ¿no? En la mente, así como si fuera un pájaro carpintero, tac, tac, tac, tac, ¿no? ¿Y en qué impacta? En nuestra autoestima y en nuestra autoconfianza, porque yo digo, no, me equivoqué, no hago nada bien y eso es como que lo estoy afirmando de que nunca voy a hacer nada bien, de que siempre me voy a equivocar. Entonces, esto nos impide avanzar.

Cuidado, cuidado, cuidado.