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Hoy charlamos con Juan Ramón Rayo, economista, jurista, profesor universitario, conferenciante y escritor español. Juan Ramón, gracias por aceptar la llamada de Economy San Lluís, la Casa del Derecho.
¿Qué tal? Buenos días y muchas gracias.
A ti. Juan Ramón, ¿qué le hace falta al liberalismo para ser hegemónico? Bueno, habría que distinguir en si queremos que sea hegemónico políticamente o culturalmente. Desde mi punto de vista, el liberalismo sólo puede ser hegemónico políticamente, de manera sostenida, si es hegemónico culturalmente.
Lo digo porque, bueno, podría darse el caso de un liberal que llegara a la política, armara un partido liberal... No estoy trazando un paralelismo con mi ley, aunque lo pueda parecer, porque allí, en Argentina, sí que creo que hay una cierta hegemonía cultural, o al menos se ha avanzado mucho. Bueno, que llegara a la política, armara un partido político, engañara a la población sin persuadir a la población, y tuviese el control temporal de las instituciones políticas.
Ahí podríamos decir, bueno, es hegemónico políticamente, porque ahora manda, ¿no? Ahora tiene el poder alguien que dice ser liberal. Pero si no hay un respaldo social, activo o pasivo, tampoco tiene por qué ser una militancia muy convencida y fanática, sino simplemente que la gente reconozca que esas son las políticas o las reformas que considera más aceptables. Si no hay un respaldo activo o pasivo a ese programa político-liberal, terminará fracasando, ya sea porque lo aborden socialmente, o ya sea porque a los pocos años llegue al poder, y si el liberal llega engañando, pues llegará otro que revierta las ideas liberales y tumbará lo hecho.
Entonces, lo que necesita, sobre todo, es hegemonía cultural. Y esa hegemonía cultural se logra principalmente a través de la batalla de las ideas, en la que muchos estamos metidos desde hace mucho tiempo, justamente, no porque, al menos no es por desgracia lo que lo que uno piensa, ¿no?, no porque creamos que vayamos a conseguir arrasar en la batalla de las ideas y, por tanto, que en 5, 10 o 20 años la sociedad española sea mayoritariamente liberal gracias a la ofensiva ideológica que algunos estamos planteando. No, la batalla de las ideas es algo que avanza muy lentamente, salvo quizá cuando hay momentos cuasi revolucionarios donde la población puede comprar casi cualquier marco ideológico.
Avanza lentamente, pero hay que hacerla avanzar y, sobre todo, hay que evitar retroceder, porque hay que perder de vista que los otros también están dando batalla de las ideas o contra batalla de las ideas, con lo cual, si tú no combates y los otros sí, pues vas perdiendo terreno y ya no es que no seas hegemónico, es que el antiliberalismo más rampante se vuelve hegemónico.
Le preguntaba esto porque hace unos días escuchábamos al profesor Miguel Anxo Bastos, precisamente, no haciendo la distinción que tú hacías entre hegemonía política y hegemonía cultural, pero sí apelando a que los liberales o el liberalismo en España adolece de ese sentido cultural que inserte un mensaje que lo haga hegemónico en el plano cultural. En términos de Granchi, él podía hablar de estructura y superestructura. Es la gran cuenta pendiente, porque tenemos la sensación de que el liberalismo acaba siendo hegemónico dentro del mensaje racional económico, por ejemplo.
Dentro de lo racional económico, tu figura probablemente representa esa hegemonía del plano racional, ¿no? Pero no acaba siendo operativa para esa hegemonía en el plano cultural si no se acompaña de un componente emocional que apele a otro tipo de instinto. ¿Sería la gran cuenta pendiente de la ley de la lengua en España? Bueno, yo ahí tengo ciertas dudas.
A ver, cuando he dicho hegemonía cultural, claro, la cultura es un término un poco ambiguo, ¿no? No me estaba refiriendo a que tengamos presencia en el mundo del arte, que es el sentido en el que creo que estás utilizando cultura y en el que desde luego lo empleaba Bastos, sino que en las ideas o en la cosmovisión socialmente mayoritaria dentro de nuestra comunidad que las ideas liberales preponderen, que sea parte de nuestra cultura, por decirlo de alguna manera, o de nuestra idiosincrasia.
Lo que tú planteas es interesante, ¿no?, y es cómo conseguir que sea mayoritario o que el mensaje liberal, las ideas liberales, las propuestas liberales calen, penetren y arraiguen dentro de la idiosincrasia de nuestra sociedad.
Y estoy de acuerdo en que el mensaje racional no basta, ¿no?, porque políticamente la gente no es racional. No digo que no sea racional porque no sea liberal, cuidado, digo que incluso los liberales tampoco son todos ellos ni a lo mejor una mayoría racionales, políticamente. La gente en política se mueve muchas veces, primero, por una cierta tradición o un cierto sesgo de statu quo. La gente compra el marco ideológico y moral que es, en un determinado momento, mayoritario, y por eso hay sociedades