EP 25 Basura, limpieza y perdón 5s2b32

A veces nos sentimos así, como fuera de lugar, pero realmente es que estamos alejados de Dios.

Y precisamente por esto, por nuestras inmundicias y por nuestros ídolos.

¿De qué cosas necesitas ser limpiado? ¿Qué cosas han reemplazado a Dios en tu vida? ¿Te has sentido cargado por errores del pasado? ¿Quizás te has sentido sucio por el pecado? Quizás es tu corazón y tus pensamientos dentro de ti condenándote, haciéndote creer que no eres perdonado.

Y quizás te sientes así, como que no has sido perdonado, aún buscando el perdón de Dios y entendiendo lo que eso significa.

Muchas veces puede que no nos sintamos perdonados, pero eso no quiere decir que no lo seamos.

Nuestro corazón suele ser engañoso, suele llenarnos de pensamientos, de condena.

Pero es importante que podamos examinarlo a la luz de la Palabra, una Palabra que puede llegar a cualquier oscuridad de nuestra vida.

Porque en medio de estas luces y sombras que tenemos, la única luz que alumbra todo es Jesucristo.

Lámpara es a mis pies tu Palabra, dice el Salmo 119, y lumbrera a mi camino.

Definitivamente, eso fue lo que encontré esta mañana, y fue tan refrescante este pasaje de Ezequiel, capítulo 36, versículo 25, y también vamos a leer el 26, dice así, Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

Un poco de contexto aquí es el profeta Ezequiel, un profeta que estuvo hablando durante el exilio al pueblo de Israel que se encontraba en Babilonia.

El pueblo había caído en idolatría, en injusticia y rebelión.

Sin embargo, en medio del juicio, Dios promete restauración y renovación.

Las inmundicias y los ídolos representan el pecado, la autosuficiencia y todo lo que ha reemplazado a Dios en sus corazones.

Imagínate un pueblo que se encuentra exiliado, que no está en su país, en su patria, en el lugar que pertenece.

A veces nos sentimos así, como fuera de lugar, pero realmente es que estamos alejados de Dios, y precisamente por esto, por nuestras inmundicias y por nuestros ídolos.

¿De qué cosas necesitas ser limpiado? ¿Qué cosas han reemplazado a Dios en tu vida? Vamos a ir por partes. Empecemos por la basura.

Y mientras pienso en esto, me doy cuenta de la basura que saqué hace tres días y que pusimos enfrente de la casa para que pasara el camión, y que de hecho aún permanece afuera porque no ha pasado el camión de la basura.

Y ya después de tres días sí que la cosa huele un poco mal, ¿verdad? A nadie nos gusta esto.

Y la inmundicia precisamente se refiere a todo aquello que está sucio, que es impuro o que está contaminado, ya sea en el sentido físico, moral y también espiritual.

Y de hecho lo vamos a ver en estos dos puntos.

La inmundicia como un ritual, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, especialmente en Levítico, muchas cosas podían hacer a una persona inmunda.

Por ejemplo, si tocaba algún cadáver, ciertas enfermedades como la lepra, alimentos impuros, relaciones sexuales, etc.

Ser inmundo significaba estar temporalmente separado del culto o de la presencia de Dios.

Por otro lado, la inmundicia moral o espiritual en el Nuevo Testamento es un concepto que se enfoca a acciones o pensamientos contrarios a la santidad de Dios.

Pecados sexuales, fornicación, lujuria, idolatría, actitudes corruptas o degradadas.

Y quiero ser honesta contigo.

Este mensaje, este episodio, ha surgido de mirar mi propia basura.

Y no me refiero a la que está afuera, frente a mi casa, sino la de adentro, la del interior.