Eureka Supernova 29-05-2025 2o43n

Eureka, tu programa de divulgación científica. Destapamos los interrogantes que más te interesan.

Eureka, los jueves a las 10 de la noche, y en reposición los sábados a las 8 de la tarde y los lunes a las 10 de la mañana.

Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, hubo una gigantesca explosión.

Una supernova llega hoy a la Tierra en forma de radioacción cósmica.

El programa que acerca al espacio exterior a tus oídos.

Hola y bienvenido todo el mundo a un nuevo episodio de Radioacción Cósmica, la sección de Eureka dedicada a la astronomía aquí en Radio Universidad de Salamanca, FM 89.0.

Podéis seguirnos la noche del jueves a las 10, el sábado a las 8 y el lunes a las 10 y cuarto de la mañana. Yo soy Andrea.

Y yo soy Luis.

Y yo soy Luis. Hoy queremos empezar el programa viajando atrás en el tiempo, a una historia poco conocida pero fundamental para la exploración espacial.

La de Abel y Baker, dos monos que se convirtieron en héroes sin saberlo.

Exacto, fue el 28 de mayo de 1959, cuando estas dos pequeñas criaturas fueron lanzadas al espacio al borde de un cohete Júpiter AM18.

Lo que parecía una simple prueba técnica fue en realidad una misión histórica.

Fue la primera vez que seres vivos regresan con vida después de un vuelo suborbital.

Lo primero que hay que entender es que en aquella época, finales de los años 50, la exploración espacial era prácticamente una apuesta a ciegas.

No sabíamos cómo reaccionaría un cuerpo vivo a la aceleración, la ingravidez, la radiación, el estrés… Así que antes de enviar humanos, se eligieron animales como cobayas de prueba.

Y entre todos ellos, los monos tenían una ventaja clave, su similitud fisiológica y neurológica con los humanos.

Ya se habían hecho experimentos antes, pero la mayoría habían terminado mal.

De hecho, en 1948, el primer mono enviado al espacio, Albert I, murió durante el despegue.

Y su sucesor, Albert II, llegó al espacio, pero falleció al impactar contra la Tierra por un fallo en el paracaídas.

Sí, fue una sucesión de tragedias. De hecho, hasta 1958, ningún animal sobrevivió al viaje completo.

Pero todo cambió con ellas. Abel, una mona rhesus nacida en Kansas, y Baker, una mona ardilla sudamericana.

La misión fue diseñada para probar los efectos de un vuelo suborbital de alta velocidad y aceleración.

El cohete Jupiter AM18 alcanzó unos 580 km por hora, una altitud de más de 480 km y experimentó unas 38 G de aceleración durante el reingreso.

38 veces la gravedad de la Tierra. Es increíble que sobrevivieran.

Pero lo hicieron gracias a un equipo técnico que adaptó cápsulas especiales para mantenerlas vivas, con suministro de oxígeno y sensores que medían sus constantes vitales.

Durante todo el vuelo, sus signos vitales fueron monitorizados. Además, se colocaron electrodos en su cuerpo para estudiar sus reacciones fisiológicas.

Por cierto, las cápsulas incluían hasta un sistema de refrigeración para evitar el sobrecalentamiento.

La cápsula cayó en el océano Atlántico y fue recuperada con éxito.

Cuando el equipo la abrió, Abel y Baker estaban vivas y en buen estado. Fue un éxito rotundo.

Después del vuelo, Baker se convirtió en una celebridad nacional.

La llevaban de gira por colegios, universidades y hasta programas de televisión.

Abel, lamentablemente, murió unos días después de la misión por complicaciones durante una operación quirúrgica.