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Y Así Pes - Audiolibros
H. P. Lovecraft - Los Otros Dioses (audiolibro)

H. P. Lovecraft - Los Otros Dioses (audiolibro) 684y6p

8/6/2025 · 18:53
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Descripción de H. P. Lovecraft - Los Otros Dioses (audiolibro) 611o23

1921 - Los dioses primigenios de la Tierra, relegados a las cumbres más inaccesibles, guardan celosamente su último refugio en la enigmática Kadath. Cuando Barzai, un sabio arrogante obsesionado con desvelar sus secretos, decide escalar el prohibido monte Hatheg-Kla en una noche de presagios, su encuentro con lo divino desencadena una revelación terrorífica que desafía los límites de la mortalidad y la cordura. ivoox: 4e69v

Lee el podcast de H. P. Lovecraft - Los Otros Dioses (audiolibro)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Los otros dioses, Howard Phillips Lovecraft, en la cima del pico más alto del mundo, habitan los dioses de la tierra, y no soportan que ningún hombre se jacte de haberlos visto.

En otro tiempo, poblaron los picos inferiores, pero los hombres de las llanuras se empeñaron siempre en escalar las laderas de roca y de nieve, empujando a los dioses hacia montañas cada vez más elevadas. Hasta hoy, en que solo les queda la última, al abandonar sus cumbres anteriores, se llevaron sus propios signos, salvo una vez que, según se dice, dejaron una imagen esculpida en la cara del monte llamado Ranec.

Pero ahora se han retirado a la desconocida Kadath, del desierto frío, en donde los hombres no entran jamás, y se han vuelto severos. Y si en otro tiempo soportaron que los hombres los desplazaran, ahora les han prohibido que se acerquen, pero si lo hacen, les impiden marcharse. Conviene que los hombres no sepan dónde está Kadath, de lo contrario, tratarían de escalarla en su imprudencia.

A veces, en la quietud de la noche, cuando los dioses de la tierra sienten añoranza, visitan los picos donde moraron una vez, y lloran en silencio al tratar de jugar en silencio en las recordadas laderas. Los hombres han sentido las lágrimas de los dioses sobre el nevado Turai, aunque creyeron que era lluvia, y han oído sus suspiros en los quejumbrosos vientos matinales de Lerion. Los dioses suelen viajar en las naves de nubes, y los sabios campesinos tienen leyendas que les disuaden de acercarse a ciertos picos elevados por la noche, cuando el cielo se nubla, porque los dioses no son tan indulgentes como antaño.

En Ulthar, más allá del río Sky, vivía una vez un anciano que deseaba contemplar a los dioses de la tierra. Este hombre conocía profundamente los siete libros crípticos de la tierra, y estaba familiarizado con los manuscritos panacóticos de la distante y helada Lomar.

Se llamaba Barzai el Sabio, y los lugareños cuentan cómo escaló una montaña la noche del extraño eclipse. Barzai sabía tantas cosas sobre los dioses que podía contar sus idas y venidas, y adivinaba tantos secretos que se tenía a sí mismo por un simidios.

Fue él quien aconsejó prudentemente a los diputados de Ulthar cuando aprobaron la famosa ley que prohibía matar gatos, y quien dijo al joven sacerdote Atal dónde se habían ido los gatos negros en la medianoche de la víspera de San Juan. Barzai estaba profundamente versado en ciencia de los dioses de la tierra, y le habían entrado deseos de ver sus rostros. Creía que su hondo y secreto conocimiento de los dioses lo protegería de la ira de estos, y decidió escalar la cima del elevado y rocoso Jatej Kla, una noche en que sabía que los dioses estarían allí.

El Jatej Kla estaba en el desierto pedregoso que se extiende más allá de Jatej, del cual recibe el nombre, y se alza como una estatua de roca en un templo silencioso. Las brumas juegan lúguramente alrededor de su cima, porque las brumas son los recuerdos de los dioses, y los dioses amaban al Jatej Kla cuando habitaban en él en otro tiempo. Frecuentemente visitan los dioses de la tierra, el Jatej Kla y sus naves de nube, y derraman pálidos vapores sobre las laderas cuando danzan añorantes en la cima.

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