Una Cuaresma 2025 llena de reconocimientos 626r4r

Buenos días, oyentes de Aral al Día de la cadena diaria Europa. Os habla Rafael Martín.

Este acuarema de 2025 en Aral sigue su caminar plagada de actos tanto litúrgicos como no litúrgicos y entre ellos sobresalen dos acontecimientos de gran trascendencia, reflejo del profundo arraigo religioso, sobre todo el reconocimiento a quienes contribuyen al fortalecimiento de la identidad y de los valores de la comunidad.

Me refiero a la imposición de la medalla de la ciudad, a la hermandad de nuestro padre Jesús Nazareno y a la distinción de hija adoptivo a don Miguel Ángel García Badía, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria. Han sido momentos de especial significado para los fieles y para todo el pueblo de Aral, que honra su fe y tradiciones precisamente en este periodo lleno de emociones y de reconocimiento.

Fue el pasado sábado, día 26 de marzo, cuando se vivió uno de esos momentos y de esos actos emotivos de este acuarema. Fue cuando tuvo lugar la imposición de la medalla de la ciudad a la hermandad de nuestro padre Jesús Nazareno, un reconocimiento institucional a la labor secular de esta corporación, que desde hace siglos desempeña un papel fundamental en la vida religiosa, social y cultural del municipio.

Una concesión que fue aprobada por unanimidad en el Seno del Pleno de la Corporación Municipal de este excelentísimo Ayuntamiento de Aral, celebrado el día 5 de diciembre del pasado año 2024. El acto de entrega contó con la intervención del Teniente de Alcalde, don Alberto San Román, quien al finalizar su discurso hizo entrega al hermano mayor del expediente de concepción de esta distinción, poniendo de manifiesto en sus palabras el significado histórico y el impacto de la hermandad en la vida de Aral.

Posteriormente, el alcalde don Francisco Brene tomó la palabra para subrayar la importancia de este reconocimiento y lo que supone para la ciudad el otorgamiento de esta distinción, resaltando la profunda devoción y el compromiso de la hermandad con la conservación de las tradiciones y la labor social en este municipio. Tras sus palabras, el alcalde hizo entrega al hermano mayor de la medalla de la ciudad en un gesto cargado de simbolismo y emoción.

Y en un acto de profundo significado espiritual, la medalla fue ofrecida por el citado hermano mayor del párroco de Santa María Magdalena y director espiritual de la ciudad hermandad, don Alejandro Gordon, quien procedió a su bendición. Como colofón a este solemne momento, la medalla fue colocada en el pecho de la Virgen de los Dolores, titular de la hermandad, que el próximo 24 de mayo será coronada canónicamente, lo que añade aún más relevancia a este acontecimiento.

Desde el recién restaurado órgano brotaron solemnes y profundas las notas del himno nacional en el momento de la imposición a la Virgen de la medalla por parte del citado señor director espiritual y las notas del himno a nuestro Padre Jesús, una música compuesta por la entosia urbanista de la parroquia don Antonio Godino.

Esas notas de la mano del pianista y compositor Germán García González llenaron cada rincón del templo con su armoniosa melodía, envolviendo el acto en un ambiente de misticismo y de emoción. Este gesto no sólo enfatiza la vinculación de la hermandad con la ciudad, sino también otorga a esta instinción un carácter trascendental a ser depositada sobre la Virgen de los Dolores, una de las devociones más queridas de Haral.

Otro de los grandes momentos vividos en esta cuaresma ha sido el reconocimiento a la trayectoria y labor pastoral de don Miguel Ángel García Badía, párroco de Nuestra Señora de la Victoria, quien ha recibido el título de hijo adoptivo de Haral. Este título es uno de los honores que el excelentísimo Ayuntamiento de Haral tiene instituido, según su reglamento de protocolo.

Este título conlleva o lleva anexa la ciudadanía de esta ciudad con todos sus derechos y privilegios.

Hacía ya 57 años que el Ayuntamiento de Haral no concedía esta mención honorífica. El último fue concedido también a un personaje religioso, en este caso a la hermana Dominica Sol Jesús María, en el año 1968, tras la aprobación también en pleno por parte de la comunidad.