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En busca de la verdad.
DONALD TRUMP VA DESCUBRIENDO EL ARTE DE LA NEGOCIACIÓN POLÍTICA

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31/5/2025 · 11:46
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DONALD TRUMP VA DESCUBRIENDO EL ARTE DE LA NEGOCIACIÓN POLÍTICA Por Thierry Meyssan Quienes no entienden las negociaciones sobre los conflictos en Ucrania y en el Medio Oriente, es porque no entienden la diferencia entre las guerras y los conflictos civiles. Generalmente, ven la conclusión de un acuerdo de paz como si se tratara de dividir los bienes comunes en un divorcio. No ven que las guerras son el resultado de graves conflictos que suelen haber existido durante generaciones. Y generalmente, las condiciones materiales, los sufrimientos y los actos de violencia revisten menos importancia que las injusticias. Nada sabemos sobre el contenido de las negociaciones que la istración Trump emprendió con el movimiento yemenita Ansar Allah. Tampoco sabemos gran cosa sobre las que está desarrollando ahora con Irán, con Israel y con Rusia. Sólo “sabemos” lo que nos dicen en declaraciones aisladas, declaraciones que no se hacen para que entendamos lo que sucede, sino más bien para mantener a raya a quienes rechazan la paz y, al mismo tiempo, en aras de tranquilizar a quienes la esperan. z1l5o

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Donald Trump va descubriendo el arte de la negociación política. Artículo de Thierry Meyssan Quienes no entienden las negociaciones sobre los conflictos en Ucrania y en el Medio Oriente es porque no entienden la diferencia entre las guerras y los conflictos civiles. Generalmente ven la conclusión de un acuerdo de paz como si se tratara de dividir los bienes comunes en un divorcio.

No ven que las guerras son el resultado de graves conflictos que suenan haber existido durante generaciones. Y generalmente las condiciones materiales, los sufrimientos y los actos de violencia revisten menos importancia que las injusticias. Nada sabemos sobre el contenido de las negociaciones que la istración Trump emprendió con el movimiento yemenita Ansar Alá.

Tampoco sabemos gran cosa sobre las que están desarrollando ahora con Irán, con Israel y con Rusia. Solo sabemos, entre comillas, lo que nos dicen en declaraciones aisladas, declaraciones que no se hacen para que entendamos lo que sucede, sino más bien para mantener a raya a quienes rechazan la paz y, al mismo tiempo, en aras de tranquilizar a quienes la esperan.

Además, el estilo de negociación del Bushinessman convertido en jefe de estado que es Donald Trump plantea una verdadero quebradero de cabeza. Trump se pasa el tiempo enunciando posiciones incoherentes pero sin atenerse realmente a ninguna, solo para sacudir a sus socios con la esperanza de que éstos muestren sus cartas antes de tiempo.

Esa forma de negociar que nada tiene que ver con la diplomacia no toma en cuenta las causas profundas de los conflictos. Solo reconoce las quejas que proclaman unos y otros y, en definitiva, solo puede llevarla a la obtención de los acuerdos que alguna de las partes puede aceptar momentáneamente pero que luego va a deplorar. En todo caso, hoy se impone actuar rápido. Aunque su intensidad ha disminuido en algo, las guerras siguen causando muerte y destrucción en Ucrania y en el Medio Oriente.

Los anuncios espectaculares de que tal o más cual guerra iba a resolverse en cuestión de días ya han dejado paso a la dura realidad. Como los verdaderos guerreros, los verdaderos diplomáticos no buscan aplastar al otro sino llegar a convivir con él. Los diplomáticos no pueden entenderse con empresarios que aspiran a ser el mejor pero sí son capaces de resolver problemas con ayuda de los que realmente tienen intenciones de lograr algo de utilidad para los demás.

Trump es de esos últimos. Sin embargo, los problemas actuales no son rusos sino sobre todo estadounidenses. Lo mismo podría decirse en los casos de Palestina e Irán. Para avanzar hacia la solución del conflicto en Ucrania, la cuestión no es modificar el punto de vista ruso sino lidiar con el respaldo incondicional que una parte de las potencias occidentales aportan a los nacionalistas integristas ucranianos aliados históricos de los nazis.

El equipo de Trump pudo comprobar rápidamente que el reclamo ruso en cuanto a desnazificar Ucrania no era un invento de la propaganda de guerra. Es un hecho que en la Ucrania de hoy hay cientos de monumentos que glorifican a los colaboradores ucranianos del III Reich, sin hablar de los edificios y avenidas rebautizados con los nombres de esos individuos.

La lectura de los escritos de Dmitry Donshov, principalmente de su libro Nacionalismo, para los nacionalistas integristas ucranianos, es el libro de Dmitry Donshov, es como el Mein Kampf de Hitler para los nazis. Es actualmente obligatoria para los de las fuerzas armadas ucranianas. El régimen de Kiev ha prohibido la iglesia más importante de Ucrania porque esa iglesia reconoce la autoridad del patriarca de Moscú.

Kiev ha ordenado la quema de millones de libros solo porque están escritos en ruso, la lengua maréfica, o porque son obras de autores rusos, como Pushkin o Tolstoy. Y poco a poco, Kiev ha prohibido todos los partidos políticos mientras que Volodymyr Zelensky, cuyo mandato presidencial expiró en mayo de 2024, o sea, ya se ha cumplido un año, extiende cada tres meses la ley marcial para justificar la ausencia de elecciones.

Sin embargo, Donald Trump tiene que compensar esas realidades ampliando acusatorias para Kiev y ha optado por criticar el comportamiento implacable de una Rusia que está segura de tener la razón como efectivamente es el caso. Y la prensa occidental opta a su vez por oír únicamente el momento en que Donald Trump se pregunta si Vladimir Putin se ha vuelto loco.

Pero en el mismo post Trump denuncia también el discurso de Volodymyr Zelensky, o sea, Trump pone en el mismo plano la crueldad del presidente ruso y la mala fe de la Ucrania, pero es importante percibir el hecho que, aunque Trump se pone del lado de Kiev, en el plano emocional, desde el punto de vista político,

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