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La Luz del Pasillo
La Luz del Pasillo. T3. Capítulo 11. Ángel González. La enloquecida fuerza del desaliento.

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24/5/2025 · 01:03:34
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La Luz del Pasillo

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En nuestro undécimo capítulo, hablamos de Ángel González en su centenario. El próximo 6 de septiembre se cumplirán cien años de su nacimiento y qué mejor que conversar sobre su obra, su vida y recitar alguno de sus poemas. Todo esto y mucho más con nuestro presentador Álvaro Aguilera, y las poetas Rocío Acebal y Laura Casielles, ¡no se lo pierdan! 2oz15

Lee el podcast de La Luz del Pasillo. T3. Capítulo 11. Ángel González. La enloquecida fuerza del desaliento.

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Bienvenidos y bienvenidas, mal que despese a algunos, a una nueva edición de La Luz del Pasillo.

El próximo día del 6 de septiembre se cumplirán 100 años del nacimiento en Oviedo de Ángel González, uno de los poetas más conocidos y reconocidos en las seis últimas décadas de la poesía española.

Destacadísimo miembro de la llamada generación de los 50, su poesía de línea clara ha concitado y concita hoy en día el aplauso de la crítica y, sobre todo, de la quiescencia del público en un país en el que los poetas no suelen desgraciadamente ocupar escalafones muy altos de popularidad.

Joaquín Sabina dibujó un retrato del poeta en una de las canciones que decía González era un ángel menos dos alas, González era un santo por lo civil, un dandy con un ojo a la funerala tan rojo, tan oviedo y tan zascandil.

Gilaban los garitos de amar a nota boleros de Machín con Juanín de Mieres, apurando esos whiskeys en los que flotan la luna de las golfas y los crupieres.

El propio Ángel González se definió así en un poema, para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo.

Hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo.

Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, el viaje milenario de mi carne trepando por los siglos y los huesos.

En su pasaje lento y doloroso, de su huida hasta el fin, sobreviviendo naufragios, aferrándose al último suspiro de los muertos, yo no soy más que el resultado, el fruto, lo que queda podrido entre los restos.

Esto que veis aquí, tan solo esto, un escombrotenaz que se resiste a su ruina, que lucha contra el viento, que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio.

El éxito de todos los fracasos, la enloquecida fuerza del desaliento.

Ese, además, es el subtítulo de este programa.

Ángel González, la enloquecida fuerza del desaliento.

Encendemos un día más la luz del pasillo, para alumbrar los rincones de la vida y obra de un poeta sin el que no podía explicarse la evolución poética de los últimos decenios de la poesía española.

Para ello, nos acompañan dos mujeres que conocen la obra de Ángel González y que además son compatriotas sin permitir la expresión del poeta.

A mi derecha, Rocío Acebal, que nació en Oviedo en 1997, que estudia doble grado de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid, que desde 2014 es editora de la revista Mare Magnum y que ha publicado el poemario Memorias del Mar en 2016 y colaborado en antologías poéticas diversas, que además recibió el premio de Poesía y Periódico de 2020 por Hijos de la Bonanza.

Muchas gracias, Rocío, por estar con nosotros en la luz del pasillo.

La primera pregunta que te quería hacer era precisamente para ti.

Como asturiana, como poeta, como conocedora de la obra de Ángel González, ¿qué significa su obra y su poesía? Significa todo. Significa ese primer poeta que te impresiona, que te lleva de alguna forma a la poesía.

Yo creo que el primer recuerdo poético potente que tengo es este poema maravilloso de Ángel González, que es Megastasi, que lo leería con 15, 16 años.

No era tema ni de selectividad cuando estudié, pero ahí lo leí.

Y claro, es que dice exactamente lo que mi adolescente decía que podría haber dicho en ese momento de su novio de aquella.

Si yo fuese Dios, haría lo exacto a ti, te repetiría, te repetiría, te probaría la manera que los panaderos cuando prueban el pan.

Es maravilloso. Y creo que además representa muy bien a Ángel González porque ese poema que te deslumbra con 16 años te sigue acompañando y tú sigues leyendo.

Ángel González dice, si yo fuese Dios, querría ser Ángel González para quererte tal como te quiero. Y descubres que es, que en realidad es eso, que yo no quiero ser otra persona, que es una cosa que quizás ves más de mayor.

Yo no quiero ser Dios, quiero ser yo misma y querer como yo quiero.

Creo que ese deslumbramiento que puede ser con Megastasi o con cualquiera de otros infinitos poemas inagotables de Ángel González es lo que marca a muchísimos poetas asturianos.

Laura pensó en Rodrigo Olay o poetas, muchos poetas jóvenes nacidos fuera de Asturias, Lola Tortola, Guillermo Marco Ramón.

Creo que la impronta que ha dejado Ángel González en la poesía española es inmensa.

Bueno, hablaré más.

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