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HISTORIAS PARA SER LEÍDAS
Muerte en la Vicaría, (Cap. 7 y 8) Agatha Christie

Muerte en la Vicaría, (Cap. 7 y 8) Agatha Christie y75n

6/6/2025 · 19:31
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HISTORIAS PARA SER LEÍDAS

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Lee el podcast de Muerte en la Vicaría, (Cap. 7 y 8) Agatha Christie

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Evox Originals presenta Historias para ser leídas.

Un podcast de ciencia ficción, terror y fantasía dirigido por Olga Paraíso.

Ficciones sonoras con las que podrás sumergirte en otra realidad.

Muerte en la vicaría. Agatha Christie. Capítulo 7.

El coronel Melchett es un hombre pequeño y delgado que acostumbra a resoplar súbita e inesperadamente. Tiene el pelo rojo y sus ojos azules son vivos y brillantes.

«Buenos días, vicario», dijo. «Feo asunto, ¿verdad? Pobre proderor. No es que a mí me gustase. Ni a nadie, por lo que yo sé. Un gran revuelo para usted, imagino. Espero que no haya sido un trastorno excesivo para su esposa». Respondí que mi esposa lo estaba llevando muy bien. «Mejor. Es muy desagradable que sucedan cosas así en la casa de uno. Debo itir que me ha sorprendido el joven Redding al hacer esto. Ninguna consideración por los sentimientos de los demás». Me invadió un loco deseo de reír, pero evidentemente el coronel Melchett no veía nada extraño en la idea de un asesino considerado con los demás.

Así que me controlé. «Sí, debo itir que me sorprendí cuando me informaron de que había ido a la comisaría a entregarse», prosiguió el coronel, dejándose caer en una silla. ¿Cómo ocurrió? Anoche, alrededor de las diez, el tipo tiró la pistola encima de la mesa y dijo «Yo lo maté». ¿Cómo lo oye? ¿Qué motivo alegó? Se le previno naturalmente de que sus palabras podrían ser utilizadas en su contra, pero se limitó a sonreír. Dijo que había venido a verle a usted y que encontró a Protheror.

Discutieron y le mató. Se niega a confesar el motivo de la pelea. «Oiga, Clement, entre usted y yo ¿no sabe nada? He oído rumores de que se le había prohibido la entrada en Old Hall. ¿Sedujo quizás a la hija? Queremos evitar mezclarla en el juicio en la medida de lo posible. ¿Fue ese el motivo? No, puede usted creer que fue algo completamente distinto, pero no puedo decirle nada más en este momento». Asintió y se levantó. «Bueno, prefiero que sea así. La gente habla mucho.

Hay demasiadas mujeres en este rincón del mundo. Debo irme, tengo que ver a Heidog. Salió a visitar a un enfermo, pero ya debe haber regresado. No me importaría decirle que me apena lo de Redding. Siempre lo consideré un buen muchacho. Quizás los abogados encuentren una buena base para su defensa, neurosis de guerra, choque o algo por el estilo, sobre todo si no se encuentra un móvil suficientemente sólido. Debo irme, ¿quiere acompañarme?» Dije que sí y salimos juntos. La casa de Heidog está al lado de la mía.

Su criada dijo que el doctor acababa de regresar y nos hizo pasar al comedor, donde Heidog se disponía a saborear un plato de huevos con bacon. Me saludó con una amable inclinación de cabeza. «Siento no haber estado en casa antes», dijo. «Se trataba de un caso grave. He estado levantado la mayor parte de la noche. Ya tengo la bala». Le acercó al coronel una cajita encima de la mesa. Melchett la examinó. «¿Calibre 25?» Heidog asintió. «Reservaré los detalles técnicos para la vista oral», dijo. «Todo lo que usted necesita saber por ahora es que la muerte fue instantánea». «Muchacho estúpido, ¿por qué lo haría? A propósito, es extraño que nadie oyera el disparo.

Me sorprende de veras». «Sí», asintió Melchett. «Es realmente sorprendente. La ventana de la cocina da al otro lado de la casa, con la puerta del despacho cerrada y cerradas también las de la despensa y la cocina. No me extraña que nadie lo oyera. La criada estaba sola en casa». «De todas maneras», insistió Melchett, «es muy raro. Me pregunto si la anciana Miss Marple lo oiría. La ventana del despacho estaba abierta».

«Quizás sí», dijo Heidog. «No, no lo creo», afirmé. «Hace poco rato estuvo en la picaría y no hablo de eso. En caso contrario no hubiera dejado de mencionarlo. ¿Acaso oyó el disparo pero no le dio importancia? ¿Pudo pensar que era el tubo de escape de un coche? Me llamó la atención que Heidog estuviera tan jovial y de buen humor aquella mañana. Tenía el aspecto de una persona

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