¿Quién tiene tu atención? 71q65

Episodio que, sinceramente, creo que necesitamos escuchar todos. Tú, yo y cualquier persona que tenga un móvil en el bolsillo. Porque esta semana veo que la Organización Mundial de la Salud, la OMS, ha lanzado una advertencia muy clara. El uso excesivo de pantallas, sobre todo entre la población adolescente, pero para todo el mundo, está provocando más ansiedad, más problemas de sueño y una capacidad de concentración que se va, poco a poco, por el desagüe. Creo que esta es una realidad que estamos afrontando todos en este mundo moderno. Y lo más inquietante no es que eso le pase a los adolescentes o a los niños.

Nos pasa a todos, a ti, a mí. Y si no me crees, dime si esto te suena. Te despiertas por la mañana, ni siquiera has abierto los ojos del todo y ya estás buscando el móvil.

No sabemos ni qué hora es, pero ya estás buscando el móvil. No has dicho buenos días a nadie, pero ya estás buscando el móvil. No has pensado en nada, pero ya estás buscando el móvil. Ya estás dentro, ya estás dentro de ese bucle de notificaciones, de titulares, de correos, de redes sociales. Ya empiezas a ver vídeos que te atrapan sin saber muy bien por qué. Recibes un mensaje, haces scroll, haces clic aquí o allí y cuando por fin levantas la mirada, pues a lo mejor han pasado 20 minutos o más.

Así, como si nada, 20 minutos, media hora que ya no va a volver, que has perdido en la mayor parte de los casos. Y entonces nos preguntamos cómo puede ser, cómo he caído otra vez, dónde han ido estos minutos, por qué me pasa esto todos los días, que acabo de ver que sea tan interesante. Y creo que no es nuestra culpa, no es que nos falte fuerza de voluntad, no es que nos falte disciplina, lo que pasa es que tenemos un móvil que no está hecho para ayudarnos, por lo menos no en este caso concreto. Está hecho para engancharnos, está diseñado para eso.

Nuestra atención hoy en día es un negocio y nosotros somos el producto. Tu tiempo, tu enfoque, tu energía, todo eso se compra y se vende. Y lo hacen empresas con gente muy inteligente que saben exactamente qué es lo que te interesa, qué cosas te hacen reír, qué cosas te enfadan y cuándo es más probable que caigas en ese pozo de la atención. Y claro que caes, caemos todos, yo, caes tú, caemos todos. Vivimos en la economía de la atención y todo, absolutamente todo, está diseñado para mantenernos atrapados.

Muchas veces no para aportarnos valor, sino simplemente para que nos quedemos ahí, sin hacer nada, sin aprender nada, simplemente deslizando el dedo por la pantalla. Y aquí es donde me ha venido una imagen que siempre me ha encantado. El mito de Ulises y los cantos de las sirenas. No sé si lo conoces, pero básicamente Ulises sabía que si escuchaba el canto de las sirenas estaba perdido. Así que lo que hizo fue atarse al mástil de su barco y decirle a su tripulación, tapaos los oídos y pase lo que pase no me soltéis, no me soltéis.

¿Por qué te cuento esto? Porque a lo mejor nosotros también necesitamos un mástil al que poder atarnos, un plan, un límite, una forma de proteger nuestra atención y de protegernos a nosotros mismos, porque esas sirenas digitales no van a dejar de cantar, te lo garantizo. Y lo peor ya no es el tiempo que perdemos, lo peor es cómo nos afecta por dentro todo eso.

Cómo nos volvemos más dispersos, cómo nos cuesta muchísimo estar presentes cada vez más. Piensa en la última vez que estabas con alguien que es importante para ti y sin saber cómo, sin saber por qué, de repente sacaste el móvil y lo empezaste a mirar. No había ninguna emergencia, no pasaba nada, solamente sentiste esa necesidad impulsiva, esa necesidad automática de revisar el móvil.